miércoles, 2 de marzo de 2016

Arranzero♥

La secundaria (instituto, preparatoria o como lo conozcas) es una época que nos marca mucho a todos.
Siempre queremos volver a ella.
Conocemos a quienes muy probablemente nos van a acompañar un largo tramo de nuestras vidas, nuestros amigos.
A esos que dejan una huella, sea para decir ''Que hijo de puta que era'' o ''Que amor de persona que era'', nuestros profesores.

Yo recuerdo unos cuantos, algunos míos, otros con los que me cruzaba en el cole pero no llegaron a darme clases.

Hoy quiero dejarlos escritos, para recordarlos siempre.
Algunos siguen estando, otros (dos en particular) desgraciadamente no los voy a volver a ver y abrazar porque murieron.

Nunca fui catalogada como ''La mejor estudiante''.
No por vaga ni por tonta, si no porque yo era la que dejaba el asiento vació durante mucho tiempo.
De hecho, quedé libre 3 veces a lo largo de todo mi ciclo secundario. Y no, no estoy para nada orgullosa.
¿Motivos? Varios, pero nunca fue el que me de paja, eso lo aseguro.

Arranquemos con los profes.

Tetaneitor: Fue uno de los profesores que no tuve, no sé si era malo o bueno, no recuerdo ni el nombre, solo su materia, Química (compañeros míos ya sabrán por qué el título entonces).
Tengo dos teorías de este profesor, o era un pervertodo o simplemente tenía un problema en los ojos que no le permitía mirarte a la cara.
Tanto sus alumnas como las que alguna vez nos lo cruzamos por los páramos del Arranz sabiamos una sola cosa: Nos teniamos que poner un buzo que nos tape hasta la jeta si no queriamos que este hombre lance una mirada lánguida a nuestro escote.
Para empezar, obviamente no estaba permitido llevar escotes (sigue siendo una falta, creo...) pero en verano era OBVIO que nos íbamos a poner una muscolosa.
Por mi parte yo no era doña escote, pero tuve la mala suerte de cruzarmelo teniendo uno unas dos veces.
Una fue cruzada casual en el recreo.
La otra fue porque un compañero después del recreo se olvidó una hoja de un TP y se la fui a llevar.

- ¿A quién busca? *mirando tetas*
- A (inserte nombre de compañero aquí), se olvidó esto.
- ¿De que curso es usted?
- 1ro 2da, profe, ¿paso a darle el TP o se lo da usted?
- Se lo entrego yo, gracias *sigue mirando las tetas*
- Em... Bueno. Gracias, chau.

Tuve nauseas y me fui rajando.
Era la típica pendeja que en hora libre se escapaba a los cursos mayores, siempre y cuando sabía que no tenían química.

Ojo Bíonico: Esta profesora la considero una segunda madre. La última vez que la vi fue en la graduación de mi amigo Benjamín.
El abrazo que me dio no tiene nombre, fue reencuentro de madre e hija, por lo menos para mí.
De hecho, ella tenía un selecto grupo de alumnos que tenían la suerte (y desgracia a la vez) de ser su hijos, yo soy una.
¿Por qué desgracia? Porque esta profe, al ser su hijo, te iba a tener unas 80 veces más vigilado y corrías el riesgo de decepcionarla peor de lo que un alumno normal podría.
Te sentías mal si te sacaste nota baja, era como que tus papás mucho no importaban en ese momento, importaba no decepcionar a Mamá Morales.
Más de una vez tuve conversaciones con ellas que de verdad, eran dignas de una madre.

''A ver Nan, ¿que son estas notas? Sabés que sos inteligente y lo podés hacer mejor. ¿Te anda pasando algo? Sé que cuando no estudías es porque te pasa algo.''

Por ahí te quedaste pensando ''¿Y el título que tiene que ver?''.
Simple.
A sus ojos no se les escapaba ni una mosca.
Al principio pensamos que era solo un modo de asustarnos cuando dijo ''Tengo 20 veces más vista que una persona común, así que portense bien porque si se portan mal, lo voy a saber. Y por ahí no les diga nada. O por ahí les revolee el borrador por la cabeza''.
Era verdad.
Tanto lo de la vista como lo de revolearte algo por el medio del marulo. Solo que nunca revoleó un borrador, pero tizas, golpes en la cabeza con libros si estabas papando moscas (obviamente, suaves, no te iba a lastimar) y uno que otro grito al oído sacandote lentamente el auricular diciendo ''¿Está entretenida la música?''.
Intentate ir al baño sin permiso en una clase de ella, dale, te reto.
O salir antes de que suene la campana.
Vas a ver como te cuelga de las patas.

La Abuelita Copada: Otra profesora AMADA y RECONTRA AMADA por todos. Y cuando digo todos es TODOS.
Edith era una mujer menudita, masomenos petisa, copada, dulce y se podía hablar de todo con ella.
Ya era una mujer grande y te daban ganas de llorar el solo pensar que se pondría jubilar en un tiempo.
No llegó a jubilarse, por desgracia murió, pero murió enseñandonos que en el colegio se podía formar una familia.
Muchos la tuvieron en moldería pero a mi me tocó como ayudante en Alfarería, era ayudante de otra profe de la cual también voy a hablar porque tuve una historia media loca con ella.

Nos mostraba que a veces nos rendiamos sin dar ni el 2% de lo que podíamos dar.

''Dale, boluda, sabés que podés más y sabés también que no es así como se alisa el cacharro. No te me vengas a tirar abajo ahora o a la salida no te convido un pucho.''

Sigue siendo mi mano derecha en toda la odisea que fue para mí recursar.
Edith, siempre te vamos a amar.

La del AmorOdio: La profesora que está acá es Castro.
Una señora regordeta, de pelo medianamente corto, con anteojos y una personalidad fuerte.
Al principio no tenía ni cinco de ganas de que llegara el horario de Alfarería porque iba a estar con ella.
¿Por qué? Porque me retaba por cosas que nisiquiera decía.
De hecho, casi me hizo odiar que me digan ''Raquel''.
Yo era la típica piba calladita que casi (ojo, casi) no hablaba con nadie.
Yo me ponía a hacer mi cacharrito y fue.
Pero los oídos de esta profe se ve que tenían algo especial conmigo y les parecía oír mi voz cada 5 segundos.

- ¡Raquel, cállese y haga su trabajo!

- Pero... Yo no hablé profe.

- A mi no me mienta que la escuché.

- Pero no hablé.

- No replique.

- Pero profe...

- Ahora solo por eso me hace un cacharro más.

Por dentro estaba ''la puta que lo parió''...
Pero el día que me enteré que no la iba a tener más en las dos materias que la tenía... Sinceramente la abracé y me puse a llorar.
La quería mucho y la sigo queriendo mucho, todo a raíz de unas simples palabras que ella me dijo: ''Me hiciste poner orgullosa porque fuiste muy buena alumna''.
Profe, si ve esto, sepa que le tengo un respeto tremendo y que la quiero mucho.


La Mole: Ese hombre grandote, corpulento, con voz gruesa y que una vez me dijo ''Estoy re contento de que a vos si te interese mi clase''.
Siempre me saludaba revolviendome el pelo.
Al principio, lo admito, me dio miedo apenas lo vi.
Pero cuando habló nos dimos cuenta de que a pesar de ser estricto en su materia, era un osito de peluche gigante.
Humeres es su apellido y Cívica es su materia.
Gracias a este hombre me interesa hablar (de manera inteligente y sin insultos) de temas políticos, de sociedad entre otros, siendo que soy Apolítica y no me identifico con ningún partido.

Una vez le pregunté si estaba mal que yo piense así.
No se me olvida más la respuesta:

- ¿Vos te sentís vacía sin seguir a nadie?

- No.

- ¿Te gustaría tener algún ideal a quién seguir?

- La verdad, no.

- ¿Y entonces por qué decís que está mal tu pensamiento?

- Porque todos acá tienen algún político al que alaban.

- Y vos no, justamente. Pero no es malo, lejos de serlo, vos sos libre. Seguís tus propios valores, tus propios ideales y militás por vos misma, no por un político. 
Yo puedo tirar por X partido, me parece bien lo que hace.
Vos queres alguien que esté 100% concordante con tus valores y no existe esa persona por el momento, eso no está mal. Vos seguí siendo como sos que vas muy bien encaminada.

Profe Humeres, sepa que lo quiero.


El Grande: Mi vieja todavía se acuerda de él.

- No se gasten en decir los nombres, somos 3 NN parando coches para que no nos pisen a los pibes.

Eso le dijiste a mi vieja, Tony.
El querido Tony. Nunca supimos si era profesor o era suplente, pero siempre estaba en el Arranz.
Era verlo y abrazarlo.
Yo fui a los cursos de iniciación con él y fue lo mejor que me pudo haber pasado.
Una vez en joda le dije:

- Ya que todo el cole está graffiteado, por ahí deje mi marca (cosa que nunca hice).

- Si vos querés dejar arte en la pared, joya por vos, pero prefiero que dejes arte en una hoja y me lo regales a mí.
Va a ser medio complicado llevarme un pedazo de pared o de banco. Siempre y cuando no me dibujes un pito, yo feliz.

Y lo hice, le regalé el dibujo que me hizo entrar al colegio después de los exámenes de ingreso.
Fue el dibujo libre, nunca me gustó tener que copiar algo (solo lo hago cuando no sé muy bien como hacer la forma).
Me dio un abrazo y me dijo:

- ¿Para vos esto que significa?

- Mi comienzo acá.

- ¿Y me lo vas a dar a mí?

- Sí profe.

- Lo voy a tener bien guardado en dos lugares. En mi casa y en mi corazón. Muy pocos alumnos te regalan su comienzo, te regalan los años, la madurez, pero el nacimiento de un artista no. Gracias.

Lloro cada vez que me acuerdo de él. Era un papá casi.
Pero no mí papá, el papá de todos en el cole.
Cuando nos enteramos que falleció, nos invadió un dolor enorme a todos, desde compañeros de trabajo hasta alumnos que pudo haber tenido o solo cruzado por los muchos pasillos del Arranz.
Simplemente es un profe que cultivó el amor al arte y en un momento difícil de mi vida me dijo ''No tenés que tener ninguna vergüenza de decir que sos artista''.
Hicimos una horneada en su honor.
Lo despedimos como debe ser, con arte.
Tony, te quiero, papá.

Hay muchos profes más, pero esos vienen en la próxima.
Saludos de un bonsai cachetón y nostalgico.